La fundación de la ciudad se sitúa en el siglo VIII a.C. en el ámbito de la civilización tartésica. Sin embargo, la ciudad conoció su mayor esplendor durante la dominación romana, cuando se fundó la “Colonia Augusta Firma Astigi”, período del que se conservan y destacan la escultura de la “Amazona herida” o el mosaico “Los Amores de Zeus”. En época visigoda llegó a ser sede de un obispado, y en época islámica, Istiya, como se le denominó a la ciudad, fue capital de provincia durante el emirato y el califato. En mayo de 1240 Écija fue conquistada por Fernando III y repartida entre nuevos pobladores castellanos, entre ellos muchos nobles, órdenes militares y la Iglesia.
En todo el siglo XVIII, considerado “El siglo de oro ecijano”, Écija vive un esplendor de construcciones civiles y religiosas. El casco histórico de Écija, declarado Conjunto Histórico Artístico desde 1966, conserva uno de los mejores legados de arquitectura y arte barroco de Andalucía y, probablemente, de toda la Península Ibérica con edificios barrocos, iglesias como la de Santa Cruz, Santa María o la de los Descalzos y palacios como el de Peñaflor, el de Palma, el de Justicia o el de Benamejí.
Su extenso patrimonio artístico invita a pasear por calles y plazas, para perderse en su entorno monumental y descubrir una de las ciudades más bellas de Andalucía.
En su entorno natural, Écija cuenta con 30 kilómetros de Vía Verde y ofrece actividades como paseos a caballo, vuelos en paramotor o paseos en piragua por el Río Genil.
De estas tierras fértiles y sus frutos, surgen deliciosos platos como las espinacas labradas o la sopa de gato, pero el protagonista gastronómico es el mollete ecijano, calificado por expertos como el mejor por su textura o sabor, que relleno de manteca colorá constituye el típico desayuno ecijano. También encontramos una gran variedad de productos de repostería como las tortas de manteca, las yemas El Ecijano, los martinitos o los deliciosos bizcochos marroquíes que elaboran las monjas Florentinas.
La fiesta más importante de Écija es la Semana Santa, declarada de Interés Turístico Nacional de Andalucía. También destacan las procesiones de sus patrones, la Cruz de Mayo, María Auxiliadora, el Corpus Christi y su feria de septiembre.
Situada al suroeste de la Comarca de Écija, en el término municipal de Fuentes de Andalucía se han encontrado restos de época prerromana, pero fue en época romana cuando alcanzó mayor población, como atestiguan diferentes yacimientos, como el de la ciudad llamada Obúlcula, ciudad turdetana situada en el actual Castillo de la Monclova y que formaba una de las paradas de la antigua Vía Augusta entre Carmo y Astigi.
El municipio actual se formó a partir del siglo XIV, con la construcción del Castillo del Hierro en torno a una antigua alquería árabe, separándose de la ciudad de Carmona, a la que pertenecía su territorio. En el siglo XVII, el señorío de Fuentes pasa a considerarse Villa con la designación del Señor de ésta como I Marqués de Fuentes, iniciándose la construcción de iglesias, conventos y casas señoriales bajo los cánones barrocos de los alarifes Ruiz Florindo, referente del barroco andaluz con su peculiar estilo: conjugan elementos de la arquitectura barroca con gran libertad y originalidad, caracterizándose por un acusado énfasis decorativo y un alejamiento de los modelos artísticos oficiales.
En el siglo XIX se forma el actual término municipal con la unión de la villa de Fuentes con el condado de la Monclova, pasándose a llamar a partir de entonces Fuentes de Andalucía. En la actualidad podemos disfrutar de la sobresaliente y singular arquitectura local en su centro declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico desde el año 2002.
El patrimonio de Fuentes de Andalucía es tan diverso que se extiende a su entorno natural, como es el caso del yacimiento arqueológico de La Fuente de la Reina, de origen romano, y multitud de caminos y veredas que ofrecen al visitante paisajes característicos de la campiña, destacando la Vía Verde, cuyo tramo por Fuentes de Andalucía consta de 27 kilómetros con varias zonas de descanso. En este entorno, Fuentes de Andalucía es cuna del caballo de Pura Raza Española, con diversas yeguadas de renombre y gran actividad en la comarca.
En cuanto a fiestas y tradiciones, junto a su Semana Santa, romería, Corpus Christi, fiestas como la de sus patronos, es singularmente curiosa la de los altaritos de San Juan o su peculiar carnaval, fiesta declarada de Interés Turístico de Andalucía, disfrutando del Jueves lardero saboreando chacinas, palmitos, y por supuesto el dulce anfitrión: el entorno, producto autóctono de Fuentes de Andalucía.
Los orígenes de La Campana se remontan hasta antes de la Edad del Bronce, existiendo un núcleo urbano en la época romana como atestiguan los restos hallados. No se vuelven a tener noticias históricas en La Campana hasta el siglo XIII, cuando sus tierras fueron donadas a Miguel Bocanegra por el rey Juan II de Castilla para que fundara una población de hasta cincuenta vecinos. Con la posterior llegada de los Trastámara tiene lugar la venta de La Campana que hasta 1558 había sido lugar de jurisdicción de Carmona. Ya en el año 1810, entra el ejército francés en La Campana; durante los años de ocupación francesa el pueblo probablemente fue objeto de todo tipo de sabotajes, sufriendo graves consecuencias pero el vecindario de La Campana mostró resistencia y llegando incluso a derrotar a una tropa francesa.
De estas épocas pasadas, podemos disfrutar en nuestros días de la iglesia parroquial de Santa María la Blanca, la iglesia conventual de San Sebastián, antiguo convento de San Francisco y la capilla de San Lorenzo que fue testigo de la presencia de soldados napoleónicos. Pero para comprender la historia de La Campana se ha de conocer también las casas señoriales ubicadas en la calle Larga y que pertenecieron a familias y personalidades como el Duque de Almodóvar del Valle y la Marquesa de Alborroces, la familia Benjumea o a la mismísima Inquisición Española.
La Campana también ofrece espacios verdes como el del parque rural La Atalaya, entre los que, junto a su casco urbano, tiene lugar la tradicional Carrera Popular que recorre los 16 kilómetros que separan a los municipios de La Campana y Fuentes de Andalucía, alternando la salida y meta cada año.
Y para reponer fuerzas, en La Campana podemos saborear sus empanás, un dulce típico y singular que puede comprarse en todas las panaderías y pastelerías de la localidad.
En época de caza menor, es posible degustar el conejo y la perdiz en cualquiera de sus variedades (con arroz, encebollada o en salsa) así como disfrutar de la temporada de caracoles desde mayo en todos los bares de la localidad.
Pero para “vivir” La Campana, entre fiestas como la Semana Santa, la Feria de San Lorenzo y las fiestas patronales, hay que asistir a una de sus fiestas más significativas, la Romería de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, patrona de la Campana, en la que se peregrina desde la iglesia de Santa María la Blanca hasta la dehesa Zahariche, donde se encuentra la Ganadería Miura donde observar a sus toros bravos en la dehesa.
Aunque se conocen varios asentamientos prehistóricos en sus tierras, La Luisiana es una de las Nuevas Poblaciones, la cual fue fundada en 1768, en el camino real de Andalucía. Junto con otras villas, La Luisiana se encontraba dentro del plan de colonización de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía en el que, con el fin de acabar con el bandidaje de la zona, Carlos III ordena fundar y colonizar zonas baldías y despobladas. Para ello, recluta colonos procedentes mayoritariamente del Nordeste de Francia y Sudoeste de Alemania, y en menor medida de Bélgica, Holanda, Suiza, Austria e Italia cuyos apellidos, costumbres y etnias perduran en la población en la actualidad. En 1835, la reina Dª María Cristina, deroga el «Fuero de las Nuevas Poblaciones», constituyéndose el Ayuntamiento de La Luisiana, dependiente de la provincia de Sevilla.
En contraste con su origen moderno, nos encontramos en La Luisiana con el yacimiento arqueológico de los Baños Romanos, compuesto por una piscina romana y posteriores vestuarios del siglo XVIII y el lavadero público de 1931. A su lado se halla la «Fuente de los Borricos», de 1769. Pero como ejemplo de sus inicios como colonia, destaca la Real Casa de Postas y los Reales Pósitos, cuyos arcos interiores se conservan como parte del actual ayuntamiento, situado junto a la Parroquia de la Purísima Concepción erigida en 1769 en estilo Barroco Colonial.
También por el Municipio de La Luisiana discurre La Vía Verde de la Campiña, recorriendo parte del antiguo trazado ferroviario que se dejó de usar en los años 70. Además, destacan en su entorno natural pruebas deportivas como la Carrera Popular «Ruta de Carlos III, Ciudad del Sol”, prueba atlética que comienza en La Luisiana, pasa por El Campillo y Cañada Rosal, y se sitúa la meta en la ciudad de Écija.
En la gastronomía de La Luisiana se encuentran los «roscos» y los «picos», los cuales han alcanzado fama a nivel nacional, con clientes como la Casa Real. Pero muchos y muy variados son los platos típicos locales, en su mayoría elaborados con los productos del campo,y en cuanto a las carnes cabe destacar la chacina local (chorizo y morcilla fresca).
Además de sus fiestas religiosas como la Semana Santa, romería o procesiones de sus patrones, es de especial interés la Fiesta de los Huevos Pintados, ya que es la única heredada de los antepasados centroeuropeos y que aún se celebra cada Domingo de Resurrección. También destaca una de las costumbres más curiosas: el juego llamado «lanzamiento del porrón», que se juega los «Domingos de Piñata” del carnaval. En contraste con éstas, es de especial interés el Concurso de Relatos Cortos Pablo de Olavide que, en su modalidad internacional, recibe obras de escritores de todas las partes del mundo.
Esta colonia, dependiente de La Luisiana en sus orígenes, se fundó en los baldíos de la ciudad de Écija, dentro del más ambicioso proyecto reformista de la Ilustración Española: la colonización y creación de las llamadas Nuevas Poblaciones, uno de los fenómenos migratorios más importantes de la historia de toda Centroeuropa. Este núcleo, como todos los demás, continuó trabajando y luchando bajo el mismo Fuero por el que se regían las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, hasta que en el año 1835, la Reina doña María Cristina lo deroga y se incorpora, dentro del municipio matriz de La Luisiana, a la provincia de Sevilla.
Después de un largo proceso, el 27 de Agosto de 1986, se aprueba el decreto de Segregación que convierte a la colonia de Cañada Rosal en el municipio más joven de todos los que integran la familia de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía.
Dentro de la arquitectura colonial y popular destaca el edificio del ayuntamiento, originalmente casa de labranza, y la iglesia parroquial de Santa Ana, reformada totalmente en el año 2014 con un original diseño inspirado en el barroco colonial y popular, junto con el callejón de Flores Pistón situado en uno de sus laterales. Fuera del casco urbano, en la finca municipal «La Suerte», además de la Ermita de la Santísima Virgen Milagrosa, se sitúa el Centro de Interpretación de las Nuevas Poblaciones, un importante punto de referencia para conocer el fenómeno histórico singular que hizo posible en pleno siglo XVIII que colonos centroeuropeos, en su mayoría alemanes, transformaran unas tierras yermas en pueblos vivos.
La potencialidad, riqueza y variedad de la gastronomía local es de indudable valor. Existen platos que se dan en toda la comarca, destacando una excelente variedad de repostería como los pestiños, gachas, tortillas de azúcar y roscos de anís. Igualmente destacan los embutidos de morcilla, chorizo y butifarra muy demandados por quienes nos visitan, así como las rosquillas y picos artesanos.
Junto con la bicentenaria Feria y Fiestas en honor a sus patrones, la romería, la Semana Santa y su carnaval, la fiesta más tradicional es la Fiesta de los Huevos Pintados, una costumbre heredada de la tradición alemana que se revive en Cañada Rosal cada domingo de Resurrección con motivo de celebración de la Pascua. En este día se cuecen huevos y se pintan de diversos colores, y se completa la fiesta con un auténtico mercado colonial, concursos y exposición de huevos pintados. Cabe también destacar la fiesta de la Segregación que se celebra cada 27 de agosto, día en el que se conmemora la segregación de Cañada Rosal del municipio de La Luisiana.